Los amantes del vino podrán reconocer las formas sinuosas y elegantes del decantador: jarra alargada, casi en forma de ampolla, con una base agrandada y una boca más estrecha.
La relación entre la base y el cuello es fundamental, lo que permite la oxigenación del vino y la mejora de sus cualidades.
Decantar es una excelente manera de oxigenar el vino antes de disfrutar incluso de una copa durante la comida.
Los métodos y tiempos de decantación varían de un vino a otro, de una mezcla a otra y de una uva a otra.
A través de la denominada decantación, o mejor dicho, aireando el vino, o dejándolo reposar, libera las sustancias “nocivas” a su pleno sabor.
Y el líquido adquiere sabores y aromas más intensos y delicados: incluso el color se ve afectado, ganando plenitud. Utilizando una jarra particular, como el decantador, los residuos se depositarán en el fondo, sin “contaminar” la parte que se va a verter en los vasos.
Los mejores decantadores están hechos de vidrio o cristal.
De hecho, los romanos ya han pasado de las ánforas de terracota a las jarras transparentes.
Es la Venecia del Renacimiento que explora, fundiendo y soplando, cántaros y recipientes de las más diversas formas y perfiles, y crea así el decantador.
El decantador, con su forma sinuosa, "imita" el efecto que se obtiene al remover la copa: estimula los procesos de oxidación y aumenta la aromaticidad del líquido.
El vidrio contribuye y se presta perfectamente a esta reacción. Material poco poroso, hace que el vino no pierda sus cualidades organolépticas, sino perfecciones. El vidrio, y más el cristal en vidrio, no absorbe las sustancias químicas del líquido y las conserva en pureza: de esta manera, la exposición al aire y la pérdida de residuos, solo fortalecerá sus aromas, matices y tonalidades.
La jarra de vidrio actúa entonces como un aislante térmico y es impenetrable, en sí misma, incluso a los agentes gaseosos externos.
Esto significa que, por lo tanto, el vino estará bien conservado por un lado y mejorado por el decantador de vidrio por el otro.
Fuente: betterinvetro